A lo largo del siglo XVIII, las reformas urbanas de la zona obligaron a derribar la ermita de San Antonio en dos ocasiones y construirla de nuevo en otro lugar. Así, la iglesia primitiva, de Churriguera, fue sustituida por otra de Sabatini y ésta, a su vez, por una tercera que ya sería la definitiva. El último traslado de la iglesia se originó a causa de las obras del nuevo palacio de La Florida, una gran finca (hoy desaparecida), que daba nombre a la capilla y que había sido adquirida por Carlos IV. Por orden del rey, de 1792 a 1798 el arquitecto Felipe Fontana construyó la nueva ermita, y Francisco de Goya la decoró con magníficos frescos.
La finca de recreo, de 16 hectáreas, alberga un palacete rodeado de jardines, huertos y arboledas.
No se trata de un gesto altruista de su última propietaria, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y Seebacher, VIII condesa de Torre Arias y marquesa de Santa Marta y de la Torre de Esteban Hambrán, sino fruto de un convenio que se gestó en 1985 entre el Ayuntamiento y los condes de Torre Arias -entonces también vivía su marido, Pedro Matías Golfín de Carvajal-, siendo alcalde Enrique Tierno Galván.
En virtud del acuerdo, el matrimonio cedió el dominio de la propiedad al consistorio madrileño, pero los condes mantenían en usufructo la quinta hasta el fallecimiento de ambos; a cambio, el Consistorio recalificó unos terrenos anexos a la finca, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI.
El titulo nobiliario fue creado por CARLOS III a final de sigloXVIII
El conde de Torre Arias falleció hace 10 años y su mujer, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, descendiente de Cristóbal Colón, falleció el pasado diciembre 2012 a los 88 años, sin descendencia.
La condesa había dejado de vivir en la quinta hace años para residir en una vivienda de su propiedad en el paseo del General Martínez Campos, en el distrito de Chamberí.
Tuvo una vida muy discreta y austera a pesar de la fortuna que acumulaba. Se conoce su afición por la caza y por los perros y que viajaba de vez en cuando a San Sebastián, su ciudad natal. Su vida fue muy discreta a pesar de gran su riqueza.
No se trata de un gesto altruista de su última propietaria, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y Seebacher, VIII condesa de Torre Arias y marquesa de Santa Marta y de la Torre de Esteban Hambrán, sino fruto de un convenio que se gestó en 1985 entre el Ayuntamiento y los condes de Torre Arias -entonces también vivía su marido, Pedro Matías Golfín de Carvajal-, siendo alcalde Enrique Tierno Galván.
En virtud del acuerdo, el matrimonio cedió el dominio de la propiedad al consistorio madrileño, pero los condes mantenían en usufructo la quinta hasta el fallecimiento de ambos; a cambio, el Consistorio recalificó unos terrenos anexos a la finca, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI.
El titulo nobiliario fue creado por CARLOS III a final de sigloXVIII
El conde de Torre Arias falleció hace 10 años y su mujer, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, descendiente de Cristóbal Colón, falleció el pasado diciembre 2012 a los 88 años, sin descendencia.
La condesa había dejado de vivir en la quinta hace años para residir en una vivienda de su propiedad en el paseo del General Martínez Campos, en el distrito de Chamberí.
Tuvo una vida muy discreta y austera a pesar de la fortuna que acumulaba. Se conoce su afición por la caza y por los perros y que viajaba de vez en cuando a San Sebastián, su ciudad natal. Su vida fue muy discreta a pesar de gran su riqueza.